¡Hola!
Soy Óscar Borge y estudio el máster de Educación Secundaria en la Universidad de Valladolid. Tengo 24 años y desde niño siempre pensé en qué sería en el futuro: desde policía o bombero hasta un gran empresario. Pero hubo una idea que siempre me rondó la mente: ser astronauta. Quizás tuvo algo que ver que uno de mis hobbies favoritos de siempre ha sido el espacio y todo lo relacionado con él: cuando era pequeño me leí todos los libros que trataban del tema de la biblioteca del cole. Como mis ansias de saber no se saciaron me iba a la biblioteca de la plaza de la Trinidad y allí me leía los libros de astronomía.
Fui creciendo y en el instituto esa idea no se marchó de mi mente. Aún quería tocar las estrellas. Pero vi que mis fuertes precisamente no eran las ciencias: mis resultados académicos en matemáticas, física y química eran... ajustados al aprobado cuando no suspensos. Al llegar a segundo de bachillerato el momento de decidir una carrera se había terminado y como la historia era lo segundo que más me gustaba pues la solución era fácil. Me metí durante unos años en el grado de Historia y al terminar realicé el máster de Europa y el Mundo Atlántico también en la UVa. Al no sacar nada en claro de este máster pensé en realizar el de profesorado. ¿Por qué?
Bien, el mundo docente no era una novedad en mi familia. Por parte de mi padre fueron maestros mi abuelo, mi abuela, las dos hermanas de mi abuelo, mi bisabuelo y una tía. Por parte de mi madre son profesores una tía y un tío, pero tengo que decir que, además, toda la familia de mi madre estuvo viviendo durante un tiempo en el piso superior del instituto de la Merced debido a que era la casa del conserje, puesto desempeñado por mi abuelo. Y es curioso cuando mi madre me cuenta que el instituto al que pertenecían no era ese, por lo que por las mañanas (y prácticamente el resto del día) siempre se daba el caso de que ella y sus hermanos salían del instituto para ir a clase a la vez que los alumnos de la Merced entraban para lo mismo. Anécdotas a parte, este es un mundo al que mis familiares siempre me han animado a entrar. Y aquí estoy.
Como ya dije un día cuando me preguntaron sobre lo que me gusta hacer en mi tiempo libre, la música ha sido algo esencial en mi vida. Siempre estoy escuchando música y cuando no puedo mi cabeza funciona como una especie de "Spotify" (sin anuncios, eso sí) en el que se reproducen canciones automáticamente. Sé que suena raro y que muchas personas creerán que así no se puede prestar atención ni a clase ni a lo que te cuenta, por ejemplo, un amigo; pero después de tantos años uno está más que acostumbrado y puede atender a varias cosas a la vez. No sé si como fruto de ello o como catalizador (más bien me decanto por lo último), a los cinco años empecé a estudiar música y a los seis mis padres me metieron en el conservatorio. Sí, digo "me metieron" porque no sabía ni lo que era. Estudié música con especialidad en Trombón durante unos catorce años aproximadamente y conseguí terminar primero el grado elemental y luego el profesional. A día de hoy agradezco que mis padres me introdujeran en ese mundo, del que he aprendido mucho y del que por suerte aun me queda más por aprender.
A día de hoy soy uno de los componentes de la banda de La Cistérniga, con mucho orgullo. Pero no es un mundo fácil: he participado en multitud de bandas, grupos musicales, charangas... de las que o bien me tuve que marchar o bien se deshicieron en frente de nuestros rostros.
Por último me gustaría referirme a mi gusto por la escritura. Desde los diecisiete años, aproximadamente, escribo sobre todo temática romántica aunque también tengo empezada alguna novela (por llamarlo de alguna forma) de intriga y también relatos de terror (o eso intento al menos). Es algo que siempre me ha dado mucha vergüenza contar pero ya que estoy desnudándome el alma... Si alguien quiere leerme, aquí tenéis el enlace.
¡Sed buenos y parecedlo!
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