¡Hola!
Vamos a imaginarnos que estamos
en clase y somos el profesor. Estamos dando clase de nuestra especialidad, de
historia en mi caso, a un grupo cualquiera de secundaria. En un momento
determinado les hablo de la fecha del examen y les doy la posibilidad a mis
alumnos de elegirla: acaba de crear la tercera guerra mundial. Empiezan a darme
multitud de posibilidades de fechas y todos quieren que la suya sea la
escogida. ¿Qué hacer ante este conflicto?
Bajo mi punto de vista lo primero
que haría sería apuntar todas las posibilidades en la pizarra en orden cronológico.
Es decir, que las posibles fechas de examen me las digan en orden: por ejemplo
el 6 de noviembre, el 8, el 16, el 17, el 20 y 21. Una vez apuntadas lo primero
que haría sería retirar aquellas denominadas “imposibles”: las que sean posteriores
a la entrega de actas, las que sean tan tempranas que no les dé tiempo a estudiar
todo el material ni a terminarlo yo de impartírselo y por último las que estén muy
próximas a la entrega de actas porque no me daría tiempo suficiente a
corregirlos todos. Una vez que mi criterio ha cribado algunas opciones abriría
debate con los alumnos sobre el resto de posibilidades: les preguntaría por qué
una fecha es mejor que otra, intentaría ver qué intenciones hay detrás y si son
de tipo individual (no es algo tan fuera de lo común que un alumno escoja una
fecha de examen que le venga especialmente bien porque no le coincide con actividades
extraescolares el día anterior o situaciones similares) o grupal. Es decir me
gustaría saber que las fechas que debaten son porque les viene bien al grupo y
no solo a uno o unos individuos en particular.
Como profesor les iría
recomendando una fecha u otra según me digan si les coincide con otros exámenes
o trabajos y con suerte podríamos solventar la situación con una votación
rápida a mano alzada entre dos opciones, o incluso podría darse la situación de
que todos estuvieran de acuerdo con una fecha en particular por lo que no haría
falta votarla. Por el lado contrario, se puede llegar a dar el caso de que no
se pongan de acuerdo los alumnos ni yo, como profesor, vea que les beneficie
más una fecha que otra. En esta situación y al haber escrito las fechas en la
pizarra sacaría a un alumno a la misma y le pediría que fuera anotando al lado
de cada una los votos que recibe; con ello evito que los alumnos tengan la sensación
de que he sido yo quién he impuesto la fecha, aunque el proceso democrático
sería el mismo. Al final se cuenta cada voto y la fecha que más tenga es la definitiva
para el examen.
Una situación extrema que dudo que
se produzca, aunque hay que estar preparados para cualquier circunstancia, es
que el voto sea secreto mediante papeletas. Cada alumno debería poner la fecha
que prefiere en un papel para posteriormente doblarlo y entregármelo. Cuando haya
recibido todos los votos le pediría al alumno que he sacado a la pizarra que
fuera abriéndolos y anotando los correspondientes votos por la misma razón que
he mencionado antes. Al terminar se haría el mismo proceso: la fecha con más votos
es la definitiva para el examen.
En conclusión, esta es la mejor
forma que considero para solucionar un tema problemático y conflictivo como es establecer
una fecha de examen que convenga a todos o al menos a la mayoría. Sé que no es
novedosa pero es la que experimenté como alumno durante mi etapa en el instituto
y creo que es la más justa.
¡Sed buenos y parecedlo!
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