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La figura del tutor, ¿un profesor con alumnos?

¡Hola!

No sé si os acordáis pero en una entrada anterior os di mi particular definición de educación y los valores principales que se debían enseñar. Bien, hoy haré lo mismo pero con la figura del tutor, intentaré dar con una definición y además propondré los valores que debe observar para ser considerado un buen tutor.

En primer lugar la definición. Para mi un tutor no puede ser solo un profesor que se encargue de una clase en particular sino que debe conocer las situaciones académicas de sus alumnos. Debe llevar un seguimiento de sus calificaciones y de sus comportamientos en todas las asignaturas; también observar si se producen cambios drásticos de comportamiento. Por otra parte el tutor no puede ser un mero espectador de estos datos y hechos, debe actuar en consecuencia premiando a aquellos alumnos que consigan los objetivos establecidos y conociendo la situación de aquellos que no han podido; un tutor debe ser capaz de empatizar con sus alumnos y sus situaciones para así poder orientarlos y ayudarles en mayor medida. Es decir, si tuviera que dar una definición de tutor en una sola oración sería algo así: persona docente que se encarga de un grupo determinado de alumnos para conocer su situación académica y actuar consecuentemente siempre desde la empatía y la consideración.

Respecto a los valores ya he dado algunas pinceladas en el párrafo anterior (e incluso en el post de la educación), pero los dejaré claros por si acaso. Los valores de los que debe hacer alarde un tutor y que al fin y al cabo son necesarios para desempeñar correctamente su función son:

-Empatía: está en primer lugar y no es por nada. Considero especialmente relevante que el tutor sepa ponerse en el lugar de los alumnos para poder resolver los problemas que surjan. En muchos de estos casos los alumnos no saben qué hacer o a quién acudir y el tutor es una de las figuras que deberían pensar como primera opción; es al fin y al cabo el que puede mediar mejor entre alumnos y profesores para llegar a la raíz del problema.

-Respeto: en realidad podría incluirse dentro de la empatía pero quería resaltarlo en solitario. No puede existir una comunicación fluida y apropiada sin el respeto hacia los alumnos; no puede verlos como personas inferiores sino como personas cuyas opiniones son totalmente válidas y que se deben tener en consideración.

-Optimismo: aquí lo entiendo en un doble sentido. Por una parte, el tutor debe ser lo suficientemente capaz de aceptar las posibles críticas de sus alumnos pero sin llegar a afectarle en exceso en su ánimo; la positividad en estas situaciones hará que esa situación pueda sobrellevarla mejor e incluso pueda afrontarla de una manera más eficiente. Por otra parte, optimismo en lo referente a sus propios alumnos en el sentido de tener una concepción de ellos positiva, esperar de ellos grandes resultados. Es lo que se llama efecto Pigmalión: si eres positivo en tu relación con los alumnos y les alientas constantemente con retos además de reforzarlos mediante premios seguramente van a obtener mejores resultados en todos los aspectos académicos.

-Resiliencia: capacidad de aprender de los errores y cambiar. Esto conlleva a su vez la aceptación por parte del tutor de esos errores, que quizás no es algo tan frecuente como parece.

-Autoridad: a pesar de todo el tutor debe conservar la autoridad de la que es investido como profesor. Es decir, el tutor debe conservar la función de mantener el orden y la disciplina si se ocasionara algún problema entre los alumnos.

-Comprometido: el tutor no puede ser un profesor “quemado” por las clases ni sólo ser optimista con las situaciones que le sobrevengan: debe estar comprometido con su trabajo, el de tutorizar a sus alumnos, demostrando que escucha sus sugerencias y quejas y aportando todo su conocimiento y afán para solucionarlo.

-Organizador, polivalente: un tutor debe saber organizar sus tutorías, planificarlas y ser capaz de afrontar todo tipo de inconvenientes académicos que puedan surgir de esta labor.

-Ilusión: se relaciona con los valores de comprometerse, de ser optimista y de resiliente. Ayudar a los jóvenes requiere mucha dosis de ilusión si no se quiere terminar “quemado”.

-Resistente: tiene que ver mucho con algo que ya he mencionado, el profesor “quemado”. El tutor va a hacer frente a numerosos problemas por parte de alumnos, profesores y padres, por lo que debe ser una persona capaz de resistir todo ese “vendaval”.

Y para vosotros, ¿cuáles son las principales virtudes que debe tener un tutor? 

¡Sed buenos y parecedlo!

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